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EL EQUIPO MANERA PEREGRINANDO POR GALICIA


Las puertas de la furgoneta se cierran de golpe cuando el “brum brum” del adormecido motor diésel arranca. Las ruedas giran hacia el este en dirección a Galicia, cruzando el sur de Francia y nos dirigimos hacia el extremo noreste de España. Algo así como si fueramos exploradores en busca de una tierra virgen, o montañeros en busca de un nuevo pico para escalar, somos el equipo MANERA, buscando lugares y condiciones para hacer lo que mejor sabemos hacer. Nuestros coches no tienen espacio para dormir dentro, por lo que dependemos de zonas llanas, buenas tiendas de campaña y sacos de dormir abrigados. Desde hace mucho tiempo, soy miembro del equipo Manera, he aprendido a que en los viajes cuanto menos llevas encima, es lo que crea el encanto de la aventura, y los recuerdos de estos viajes se quedan grabados en la retina durante más tiempo cuando le restas algo de comodidad.

El viaje es largo desde Montpellier hasta la Península, y justo antes de la frontera española, hacemos una pequeña parada en el País Vasco para estirar las piernas.  Gran parte del equipo esta presente y este año, Hendrick Lopes y Marcela Witt se han unido a la aventura, aportando nuevas ideas y creando buen rollo. Estoy cargando el camión del equipo con Mallo; detrás de nosotros, la furgoneta de Julo sigue cargando con Olivier, Matt y Marcela, mientras que Maxime completa el grupo con Hendrick como copiloto.


Los riders (de izquierda a derecha): Julien apoyado su foil al hombro, Paul con su forro polar, Marcela equipando su tabla, Robby D’Amico da el visto bueno, Maxime observa el nuevo arnés Halo, Mallory prepara las quillas y Hendrick conecta las líneas.


Los días previos al viaje, el parte no era bueno, pero ya estábamos preparados, por lo que decidimos verlo con nuestros propios ojos sin que nos limiten el prognostico del tiempo. Primero nos detuvimos en Ferrol, se encuentra ubicado en el noroeste de la provincia de La Coruña, perteneciente a Galicia. Aquí, existen muchas playas entre acantilados rocosos, y encontramos una bahía con un viento que al llegar, ya soplaban 20 nudos, un regalo para nuestros ojos. Un principio básico de estos viajes, y del kitesurf en general, es que debes aprovechar al máximo las condiciones que se te presenten; todos sabemos que la hora de descansar será cuando regresemos a casa.



El viento constante, nos ponemos los neoprenos y Matt saca su cámara y decidimos dividir la sesión en dos grupos para evitar tener demasiados riders en el agua al mismo tiempo. Primero harán kite, los riders de strapless, luego les seguirá el equipo twintip. Tengo muchas ganas de meterme en el agua, así que preparo mi equipo y me voy hasta el otro lado de la bahía para no molestar en la sesión de fotos. La sesión en Ferrol es una locura, el viento del Atlántico es denso y los saltos son muy altos. Nos cambiamos el material durante la sesión de fotos y las buenas condiciones dibujan una sonrisa en todas nuestras caras. Buen comienzo del viaje y después de navegar un buen rato, estamos listos para otra sesión con la puesta de sol, que siempre es el mejor momento para fotografiar. Cuando oscurece, empieza nuestra búsqueda de un lugar para acampar, encontramos una zona tranquila en un terreno plano para preparar nuestras tiendas de campaña y descansar soñando lo bien que lo hemos pasado y todas las aventuras que quedan por descubrir. En estos viajes, siempre una buena cena es complicado porque la mayoría de las veces, nos ponemos a buscar un restaurante abierto pasadas las 10 de la noche. Esa primera noche tenemos la suerte de encontrar una cafetería donde la cocinera nos saca la carta de pizzas congeladas y su famoso menú de siete quesos.



Al día siguiente, nos subimos a nuestros vehículos y nos  dirigimos todo el grupo hacia el sur por las playas del oeste de Galicia hacia Portugal. La costa española es inmensa, y estamos solo al principio. Nuestra sonrisa se desvanece poco a poco al estar pasando más tiempo conduciendo que navegando, pero son cosas que forman parte de la aventura. Al final de la tarde aterrizamos en la playa de Nemiña. La extensa playa de arena orientada al sur, con viento de norte soplando sobre la costa. Encontramos una desembocadura de un río con bancos de arena y arrecifes, detectamos una ola potente tambaleándose a la distancia. El viento es muy racheado, pero las olas son hermosas. Mallo, Marcela y Hendrick hinchan sus cometas Bandit S y navegan dirección al sur para surfear olas más estables. El día es racheado, no es fácil surfear cuando las rachas son tan impredecibles. Al ver a los riders ir rotando, parece un juego de pura suerte conseguir una ola sin una fuerte racha o un hueco enorme, pero dado que el pronóstico no parece bueno para los próximos días, los riders desafían las condiciones adversas. Debo admitir que tanto Max como yo nos hubiera encantado entrar al agua en Nemiña y darnos una buena sesión de freestyle, pero en cambio, vemos el espectáculo que esta dando el equipo de olas y nos relajamos viéndoles mientras la puesta de sol desaparece en el horizonte.



Antes de este viaje, nunca había oído hablar de Galicia como destino de surf o kitesurf, pero pronto descubro que la costa española es increíblemente hermosa y natural. Los acantilados e infinitos riscos rocosos con playas de arena blanca cobijadas entre nichos hace que el paisaje sea salvaje. Este pequeño rincón de España tiene algo exotico y muy especial a la vez.


Hendrick se marca un backside en el labio.


Todas las noches montamos nuestro campamento y nos cuesta gran esfuerzo encontrar comida. La ventaja de estar en España es que los lugareños están acostumbrados a comer muy tarde. Cada cena es un buen momento para hacer un balance de lo sucedido durante el día, tomar unas cervezas y llenar el estómago con buena comida. Comparto mi tienda de campaña con Mallo, y dado que dormimos cada noche en un sitio diferente, y todos los días tenemos que montar y desmontar el campamento, nos ganamos rápidamente la etiqueta de profesionales en montar campamentos. A mediados de la segunda semana, Mallo y yo pensamos en secreto dormir en la parte trasera de la furgoneta, pero la humedad y con el olor a equipo mojado se nos quitan las ganas. Los amaneceres son frescos, más todavía después de una buena lluvia, y con el cansancio acumulado, cada mañana se hace más difícil salir de los sacos de dormir.


Profesionales de la materia, Mallory y Paul aprenden a guardar su tienda de campaña casi tan rápido como sus cometas.


Seguimos conduciendo hacia Portugal y, en el camino, recogemos al surfista profesional italiano Roby D’amico, el miembro más nuevo del equipo de Manera. Esta es la primera vez que tenemos a un no kiter en un viaje de Manera, y estoy encantado porque significa que vamos a tener que encontrar lugares para surfear. Roby se une rápido al grupo, lo conozco desde hace un día, y ya me gusta. Su energía aporta frescura a nuestro ritual diario y aporta una visión diferente en nuestra búsqueda diaria. Encontramos una playa con un beach break inclinado, la ola que encontramos en Nemiña era increible para hacer kitesurf, pero era algo plana para maniobras radicales de surfing. En este nuevo spot, la corriente es muy fuerte y las condiciones muy cambiantes y dificultan la fotografía. Robby rema con una sonrisa en su rostro, coge una ola increíblemente buena y eso ya es suficiente para hacerlo feliz.


Escenas de un road trip multi deporte. Las sesiones de foil se mezclan con las de surf, twintips, fogatas y tiendas de campaña.


El viento parece haberse ido para siempre y decidimos conducir hacia el sur hasta la playa de Cesantes, casi en la frontera con Portugal, y pegarnos una sesión de freestyle. Los lugareños nos aseguran viento térmico de levante todas las tardes, pero durante el camino, vemos cómo el cielo se cubre con una enorme nube negra va haciéndose cada vez más grande. Suena un mensaje en mi teléfono del chat del grupo: «¿Estáis viendo esa nube negra?» Todos sabemos que iba a fastidiar el viento, pero nos dirigimos hacia el sur, con la esperanza de vencer al monstruo que llevamos encima.


Paul Serin lanza un handlepass con las coloridas casas de Cesantes como telón de fondo.


Esta zona es urbana en comparación con la costa del norte. Hay un enorme puente en el fondo, pero la bahía de Cesantes tiene potencial para una sesión de freestyle con twintip, con una pequeña isla que deja protegido el spot y se queda con agua plana. Max y yo nos damos prisa y montamos nuestras cometas WTF de 13 m. El viento es muy inestable, la gran nube negra hace que cada quince minutos, el viento cae a cero y luego vuelve a subir. A veces, Max y yo nos tenemos que quedar en la orilla mirándonos. El viento vuelve veinte minutos más tarde, así que volvemos al agua y planchamos algunos trucos antes de darnos un descanso. Hacemos todo lo posible para dar espectáculo, pero si ya es bastante difícil hacer freestyle con cometa de 13 metros y peor todavía cuando el viento se va y viene constantemente. Afortunadamente, Max está allí para salvar la sesión y saca buenos dobles en medio del viento inestable. Al final de la tarde el sol se esconde entre las nubes y la oscuridad nos obliga a desmontar las cometas y terminar la sesión.


Maxime encuentra agua plana perfecta, escondida detrás de la isla de San Antón en la bahía de Cesantes.


Después de haber viajado por toda la costa oeste de españa, volvemos todo el grupo al norte para inspeccionar los lugares por los que habíamos pasado en nuestro camino de ida. Recorremos tres cuartas partes del camino hacia el norte y paramos en la playa de Soesto, conocida para surfear buenas olas. El lugar es perfecto para acampar y habiendo hecho nuevos amigos, aprendemos un poco sobre las tradiciones locales gallegas. Es fascinante cómo cada cultura tiene sus propias tradiciones. Cada viaje que hacemos con el quipo Manera nos hace saborear cosas diferente, rodeados de gente feliz de compartir sus costumbres, saberes y rincones. Nuestros nuevos amigos recitan poemas gallegos y comparten copas de un misterioso alcohol encendido en llamas. El idioma es un inconveniente, pero nos adaptamos rápido y conseguimos comunicarnos, el alcohol siempre ayuda a que la conversación sea más fluida.


La vida nómada de viajar en tienda de campaña te obliga a hacer lo imprescindible: fuego, agua y mucho buen rollo.


A medida que nos acercamos al tramo final del viaje, el parte del viento cae por completo y empieza a llover fuerte intermitentemente, esto forma parte de nuestra rutina diaria. Escuchar caer la lluvia en nuestras tiendas es agradable para conciliar el sueño, pero al despertar las mañanas húmedas hacen que sea menos apetecible levantarse y empezar con el ritual de desmontar del campamento. Como el viento se ha ido por completo, nos vamos rumbo a casa por la costa norte de España y buscamos las mejores playas para hacer surf y surffoil. Meternos al agua con Roby, surfista profesional, nos permite verlo y aprender mucho de él, gracias a su gran experiencia, tiene mucho que enseñarnos, sobre todo, dónde colocarnos y como encarar cada ola. Nuestra última sesión termina siendo en la zona de Santander, con unas olas bastante regulares, pero apetece darse un baño después de tantas horas metido en el coche.


Maxime encuentra una playa de agua plana en la bahía de Cesantes con el puente Golden Gate en el horizonte.


Esta región española de Galicia tiene nombre de falsos peregrinos; Los “Coquillards” son una banda de ladrones que fingen viajar a lugares sagrados, pero viajan solo para saquear todo a su paso. Después de haber pasado 15 días en furgo y tienda de campaña, recorriendo la costa en busca de viento y olas, podrian habernos confundido con peregrinos, un grupo de fanáticos en busca de aventuras sagradas. Sin embargo, al mismo tiempo, podríamos haber sido considerados ladrones, robando sesiones sin piedad a lo largo de la costa española.

¡Quizás, somos nosotros, los «Coquillards» de Manera!


Noticia sacada de:

The Kiteboarder Magazine logo

Texto: Paul Serin

Fotos: Matt Georges